Tipos de microscopios
¿Qué significa «microscopio»?
Bajo el concepto de microscopio se alude a aquellos instrumentos que, por medio de lentes, permiten ver en detalle objetos de tamaño extremadamente reducidos. Gracias a estos, se pueden apreciar elementos que el ojo humano no percibe gracias a que pueden aumentar el tamaño de las cosas hasta 2000 veces.
Si bien hay dudas sobre el creador del microscopio, el primero que utilizó el concepto para referirse a esta herramienta fue Galileo Galilei, quien para muchos también fue su creador.
Clasificación de los microscopios
Algunos de los microscopios que pueden encontrarse en el mercado actualmente son los siguientes:
Vertical: los microscopios conocidos bajo este nombre son los más tradicionales. Se caracterizan por contar con una fuente de luz en su base y por encima de esta se coloca, en una placa transparente, el objeto que se desea observar.
Óptico de contraste de fase: gracias al contraste que producen estos microscopios, el ojo humano puede captar células de tamaño reducido incluso sin colocarles tintura antes de exponerlas. Esto es ideal para los científicos que precisan estudiar células vivas, ya que si se les aplica tintura, mueren. La luz que ilumina al objeto a observar sale de un cono hueco a través de un orificio que la acota.
Óptico compuesto: este microscopio tiene la capacidad de aumentar el tamaño del objeto observado hasta 400 veces. Herramientas como estas cuentan con dos lentes, un objetivo y el ocular. Por lo general, este modelo se utiliza en el área de microbiología, siendo un instrumento clave para los avances científicos. Algo que resulta esencial a la hora de utilizar un microscopio óptico compuesto es la iluminación. Por tratarse de un instrumento que produce aumentos significativos, y que precisan de una buena luz para que el ojo humano pueda captar los detalles.
Estereoscópico: un microscopio como este ofrece una imagen en tres dimensiones, también llamada estereoscópica –de allí su nombre-, del objeto. Para ello, cuenta con una visión binocular, es decir que se requieren ambos ojos para captar al espécimen y que observan desde ángulos diferentes. Los instrumentos como estos se suelen utilizar para objetos de mayor tamaño y sin que requieran ser preparados previamente.
Invertido: como su nombre indica, la estructura de estos instrumentos es inversa a la del vertical. Esto se debe a que la fuente de luz no se encuentra por debajo sino por encima de la placa transparente. De todas formas, la conformación de la imagen y el funcionamiento de este instrumento son equivalentes a las del microscopio vertical. Este instrumento es ideal para percibir actividades, como puede ser el crecimiento de alguna bacteria o para observar células con vida, ya que tampoco precisan ser teñidas, lo cual implicaría matar a las células a estudiar.
Electrónico: lo que identifica a estos microscopios es que, a diferencia del resto, no se vale de rayos de luz, sino de electrones para iluminar al espécimen. La ventaja que ofrecen estos instrumentos es que permiten observar elementos de tamaño muy reducido, incluso molecular. La limitación que presenta esta variante es que sólo puede captar objetos que sean extremadamente delgados, por lo que su uso se ve ampliamente reducido. Para esto, el espécimen a observar debe ser preparado previamente, utilizando cortes y técnicas de disecado.
De luz ultravioleta: como su nombre indica, en estos instrumentos su fuente de luz es ultravioleta, por lo que ofrece una radiación y una resolución superior a la de la luz visible. Por tratarse de una luz que no puede ser percibida por el ojo humano, aunque resulta peligrosa para este, la imagen se observa a través de fotos, fluorescencia o incluso desde sensores digitales.
Óptico fluorescente: estos microscopios son los que se usan para observar elementos que posean fluorescencias, ya sea porque fueron teñidos con estas tonalidades o porque cuentan con componentes fluorescentes. La fluorescencia se percibe luego de haber expuesto al espécimen a la luz, la cual es eliminada por medio de un filtro, por lo que el ojo humano sólo captura la fluorescencia.
De láser de barrido: este microscopio se caracteriza por iluminar al objeto en cada uno de sus puntos y, al mismo tiempo, elimina aquella luz que no enfoque ninguno de los planos del mismo. Una limitación de este instrumento es que precisa especímenes muy delgados, por lo que se pierde información. Otro detalle a tener en cuenta es que láseres como estos también requieren hacer uso de la fluorescencia.
De luz polarizada: microscopios como este se caracterizan por contar con un filtro que trastoca la luz y que se le agrega al campo claro que posee. De esta forma, transmiten una imagen más nítida y completa que otros instrumentos. Si bien en sus comienzos este modelo era utilizado en el mundo de la minería, en la actualidad es un instrumento muy utilizado en la química, la biología y la medicina, entre otras áreas.
Compuesto: se conoce bajo este nombre a aquellos microscopios que cuentan con dos lentes, una más alejada de espécimen y otra más cerca del mismo. A la primera se la denomina principal y su imagen se muestra ampliada por la secundaria. Actualmente esta variedad es una de las más utilizadas en el ámbito de la investigación e incluso en el académico.
Confocal: este modelo de microscopios se caracteriza por ofrecer imágenes tridimensionales del objeto de estudio. Para ello, se utiliza un recurso óptico que consiste en aumentar los contrastes por medio de la fuente de luz y dejando de lado aquellos destellos que superen en anchura al plano focal. Debido al avance que significan las imágenes tridimensionales en el mundo de la ciencia, el microscopio confocal se ha vuelto uno de los más populares en el mercado.
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