Tipos de enfermedades mentales
¿Qué son las enfermedades mentales?
Dentro del mundo de la medicina se identifican las enfermedades mentales, que son aquellas que alteran aspectos emocionales, sentimentales o incluso de sociabilización de quienes las padecen. Estas alteraciones dificultan a aquellos pacientes, incluso en el momento de llevar adelante tareas o actividades que para el común de la gente suelen pasar desapercibidas o que hacen con total naturalidad.
Como son síndromes que se padecen independientemente de la inteligencia o personalidad del paciente, pueden ser tratadas por profesionales y superarse. El tratamiento puede incluir terapia, consumir alguna droga o tener que llevar adelante distintas actividades pautadas con algún especialista.
Casos comunes
Algunas de las enfermedades mentales más comunes son las siguientes:
Delirio: los síntomas de este trastorno psicótico suelen ser alucinaciones, desorientación, pérdida de la conciencia, pensamientos poco coherentes, agitación o incluso apatía. Por lo general, esta enfermedad se desencadena por el consumo de drogas o incluso por consumir algún producto venenoso. Esto hace que las personas padezcan delirios, es decir, que vivan creyendo cosas que no se condicen con la realidad.
Manía: se conoce bajo este nombre a aquella enfermedad psicótica en la que el paciente atraviesa un período de tiempo, más o menos acotado -que puede ir de un mes a una semana-, vive inmerso en un sentimiento de felicidad, duermen poco, se vuelve activa y hasta impulsiva incluso con rasgos agresivos.
Estos sentimientos pueden mezclarse con el de la irritación y hasta nerviosismos. Personas que atraviesan un estado de manía se ven imposibilitados a pensar de manera correcta y hasta pueden llegar a tener alucinaciones.
Depresión: una enfermedad como esta suele desencadenarse como consecuencia de algún desequilibrio químico o bien, luego de que el paciente viva una situación extremadamente dolorosa, como padecer alguna enfermedad crónica difícil de sobrellevar o convertirse en adicto a drogas o alcohol.
Generalmente, las personas depresivas padecen síntomas como tener pensamientos suicidas, no disfrutar del sexo, tienen dificultades para dormir, se irritan con facilidad, constantemente se encuentran tristes, tienen dificultades para disfrutar y pierden interés por prácticamente todo lo que los rodea.
Bipolaridad: en este caso, el paciente alterna estados de manía con depresión. En ambos casos, los estados son extremos. Se trata de una enfermedad crónica que suele desencadenarse entre los 18 y 25 años. Por lo general, estas personas acuden al consumo de alcohol o drogas, cuando no reciben un tratamiento médico adecuado. Además, se trata de una enfermedad más común de lo que se piensa, y puede darse en distintos grados.
Adicciones a sustancias: se conoce bajo este nombre a aquellas enfermedades mentales que llevan al paciente a abusar de drogas -legales o ilegales- o alcohol que pueden derivar en psicosis o incluso depresión o que la psicosis o depresión lleven al paciente a consumir sustancias de manera adictiva.
Cuando una persona es adicta a sustancias, suele mostrarse desinteresado por todo lo que lo rodea, ya sean los afectos, las obligaciones o las cosas materiales. También, suelen ser personas depresivas, con pensamientos suicidas, que hasta pueden concretarse. También, como consecuencia del consumo abusivo de sustancias, es probable que el individuo tenga una percepción errónea sobre la realidad dentro de la cual se encuentra inmerso. Y, por último, pueden convertirse en personas psicóticas, que padecen alucinaciones y delirios.
Ansiedad: cuando una persona sufre de esta enfermedad constantemente padece sentimientos de temor que, ante determinadas situaciones complicadas, puede llegar a paralizarse y no reaccionar como lo haría quien no se encuentra bajo este estado.
Las personas ansiosas suelen tener problemas para conciliar el sueño, por lo que se pasa sus días con cansancio. También, quienes tienen esta enfermedad, que puede desencadenarse con el consumo de drogas, permanentemente se preocupan, más allá de estar atravesando o no alguna situación complicada. Físicamente, suelen padecer diarrea, temblores, mareos, entre otros síntomas.
Trastorno obsesivo compulsivo: También conocido por sus siglas, TOC, esta enfermedad mental genera, por un lado, obsesiones, es decir, tener pensamientos desagradables e incoherentes aún cuando el paciente intenta inhibirlos.
Por otra parte, las compulsiones tienen que ver con que la persona se siente obligada a tener determinadas conductas incluso cuando no lo desea. Las personas que sufren trastorno obsesivo compulsivo suelen verse obligados a dejar de lado actividades cotidianas por aquellas que surgen como consecuencia de sus compulsiones, las cuales le producen preocupaciones excesivas y carentes de sentido. Esta enfermedad puede ser controlada por medio de terapia y medicación.
Fobia: similar a la ansiedad, esta enfermedad se desata sólo ante acontecimientos puntuales, como por ejemplo, si el paciente le teme a las arañas, la atravesará cuando se encuentre frente a una de ellas. Por lo general, la fobia se da ante estímulos que para el común de la gente no son peligrosos y hasta pasan desapercibidos.
Hipocondría: esta enfermedad mental consiste en que los pensamientos obsesivos o ansiedades sean canalizados por medio de la idea de que se padece una determinada enfermedad física, aún cuando se haga algún estudio médico que le indique que no es así. Las personas hipocondríacas suelen ir al médico y hacerse estudios con mucha frecuencia.
Estrés: se conoce bajo este nombre a aquella enfermedad mental en la que el paciente padece, constantemente, sensaciones de debilidad, abatimiento y preocupación. Es muy común que este padecimiento desencadene problemas en la salud tanto física como en la psiquis de quien la sufre. Entre otras cosas, puede generar insomnio, presión alta, debilidad en el sistema inmune, obesidad, dolores en los músculos, diarrea, depresión, entre otros ejemplos.
El estrés aparece a partir de un hecho que el paciente interpreta como a una amenaza. Estos hechos, por lo general, están vinculados con cambios, que obligan a la persona a esforzarse más de lo habitual, lo que para ellos es una forma de arriesgar su propio bienestar. Se debe tener en cuenta que los síntomas no necesariamente aparecen automáticamente después del hecho, sino que puede desencadenarse incluso años más tarde.
Pánico: se conoce bajo este nombre a aquella enfermedad que significa un aumento intenso de la ansiedad, de manera inesperada, ante determinadas situaciones, que el paciente intentará eludir cuando las atraviese. Ante estos acontecimientos, la persona sufre una pérdida del control y se desborda por el sentimiento del miedo. En estos momentos, la persona transpira más de lo habitual, tiene pensamientos vinculados con la muerte y también palpitaciones.
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